Como bien es sabido, la tecnología avanza a un ritmo acelerado y está presente cada vez en más aspectos de nuestra vida cotidiana. En relación al ámbito educativo, son muchas las mejoras y novedades que podemos observar hoy en día en las aulas, pues se hace casi impensable, por ejemplo, que un centro educativo de cualquier nivel no cuente hoy en día con al menos una sala de ordenadores al servicio de sus alumnos en determinadas horas lectivas. Así pues, esta entrada va a ir orientada a hablar sobre las posibilidades que ofrece el uso de los ordenadores en el aula, promoviendo entre muchas otras cosas la motivación de los alumnos por aprender.
Durante una de las clases de esta semana se ha hablado de diversos tipos de uso de los ordenadores y me centraré en dos de los tipos que más han llamado mi atención: los simuladores y la enseñanza asistida por ordenador, haciendo especial hincapié tanto en las ventajas como en los inconvenientes de éstos.
En primer lugar, el tema de los simuladores me ha parecido muy interesante, ya que éstos permiten reproducir distintas realidades o escenarios de forma controlada mediante la creación de programas y mejorar las destrezas y habilidades en numerosos campos.
En cuanto a las ventajas de su uso, un futuro cirujano estudiante, por ejemplo, tendría la posibilidad de practicar complejas operaciones a través de un programa de simulación sin poner en riesgo la vida de ningún paciente, sin olvidar también los altos costes en materiales para la realización de prácticas que se verían reducidos.
Por otro lado, como es lógico los simuladores también muestran inconvenientes: en la mayoría de ocasiones no son suficientes para adquirir determinadas destrezas, pues es necesario comprobar en la realidad lo aprendido a través del simulador. Además, éstos no permiten desarrollar la creatividad de los individuos debido a que suelen ser programas cerrados con un número concreto de posibilidades de respuesta.
En cuanto a la enseñanza asistida por ordenador, se trata de una metodología que permite al alumno adquirir nuevos conocimientos a través de un programa de ordenador diseñado para ello. Como vemos, se sustituye en cierta medida el papel de profesor por el del programa, pues éste es el que transmite los conocimientos aportando ejemplos y actividades y controla el ritmo de aprendizaje de los alumnos proporcionándoles información instantánea sobre sus progresos y dificultades.
Esta metodología ofrece ventajas como poder atender a un colectivo de alumnos muy numeroso, adaptarse a las limitaciones muchas veces de los formadores y hacer que los alumnos se sientan más motivados e interesados por el aprendizaje al resultar una forma de aprender novedosa.
Por su parte, algunos de los inconvenientes que pueden deribarse de su aplicación es que generalmente los equipos y programas empleados presentan un alto coste, es necesaria cierta formación previa al uso de determinados programas por parte de los alumnos y es muy dificil que estos programas sean útiles para sujetos con distintas necesidades de aprendizaje.
Bajo mi punto de vista, ambas posibilidades tecnológicas aplicadas a la enseñanza constituyen un gran progreso y abren muchas posibilidades, pero lo destacable para mí es que debemos considerarlas como instrumentos para profesores y alumnos, no como sustitutos de éstos. Muchas veces se pretende sustituir a las personas por máquinas pero no siempre es posible, pues una máquina o programa informático nunca va a ser sensible a un estado de ánimo o emoción expresada por un alumno que pueda influir en su ritmo de aprendizaje o concentración. Este tipo de metodologías o herramientas han de aplicarse por profesionales bien formados para ello que sean capaces de supervisar el progreso de los alumnos y atenderlos en su contexto más inmediato, pues una máquina nunca será capaz de equivaler a una persona.