Esta semana hemos tratado en clase el tema del tele-trabajo, entendiendo por éste la posibilidad de trabajar desde otro lugar que no sea estrictamente la oficina o el lugar físico de la empresa en cuestión gracias al uso de las nuevas tecnologías. Esto permite que el trabajador pueda reorganizar sus tiempos de trabajo y ahorrar, por ejemplo, tiempo y dinero en desplazamientos, fomentando así su autonomía e incluso su productividad. Como es lógico, también acarrea una serie de inconvenientes como la posible pérdida de jerarquías dentro de la empresa o pérdida de colaboraciones y relaciones con compañeros de trabajo, entre otros.
En relación a éste y más orientado al tema educativo que nos interesa, encontramos también la modalidad de tele-educación o tele-formación, definida como un sistema de impartición de formación a distancia apoyado en las tecnologías de la telecomunicación y basado en la participación en foros de debate, videoconferencias, autoestudio a través de materiales que se encuentren en la red, blogs, correo electrónico, etc.
Entre las ventajas de la tele-educación podemos destacar que ofrece un aprendizaje que se adapta mejor a los tiempos y ritmos de aprendizaje del alumno, pues no está sujeto a un horario cerrado. Con ello se fomenta también la autonomía del alumno y se requiere que éste se acerque al conocimiento por su voluntad, realizando sus búsquedas o consultando información a tutores u otros compañeros a través de la internet; además de favorecer a personas que puedan tener algún tipo de dificultad física o discapacidad que les dificulte la asistencia a un centro de formación o simplemente vivan en zonas rurales alejadas de grandes núcleos de población en los que se encuentren dichos centros.
Señalar también que existen inconvenientes como el alto coste de las tecnologías que aún existe en España, pues quizá no todas las familias puedan permitírselo. Además, para sumergirse en este modelo es necesario tener una formación mínima en cuanto al uso de herramientas tecnológicas que no todo el mundo tiene, por lo que se pueden dar problemas que no se sepa como resolver y crear ansiedad y reticencia a la hora de usarlas.
En mi opinión, las ventajas de la tele-educación pesan mucho más que sus inconvenientes. Si bien es cierto que queda mucho camino por recorrer y mejorar en este sentido, se trata de una opción que abre nuevas posibilidades en una era en la que lo digital cobra cada vez mayor relevancia en casi todos los ámbitos de la vida. Creo que la gran flexibilidad que ofrece es muy valiosa en estos días, pues permite que los sujetos puedan combinar su formación con un empleo y así progresar en su profesión. Sin embargo, lo que sí debemos tener claro es que la tecnología por sí misma no va a hacer que aprendamos o recibamos una formación y educación de calidad, sino que debe ser usada en base a unos planes pedagógicos que sustenten este tipo de formación.
En relación a esta última idea, he encontrado una entrevista a María Teresa Quiroz, socióloga peruana y actualmente profesora e investigadora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima, en la que habla del planteamiento ineficaz que se hace muchas veces de la tecnología en el mundo educativo y aporta su opinión sobre la tele-educación. Esta autora señala que la tecnología no soluciona por sí misma la crisis de la Escuela pública y que se debe luchar por evitar la fractura entre el mundo de la imagen y la lectura. Destaca también que los jóvenes saben más del mundo por lo que escuchen y ven que por lo que leen, algo con lo que estoy totalmente de acuerdo, pues hoy en día encontramos bibliotecas vacías y jóvenes que viven más pegados cada vez a sus ordenadores.
Os dejo el enlace de la entrevista en cuestión para todo aquel que esté interesado en el tema: