Antes de adentrarme en la opinión que me merece una de las obras más importantes de este conocido autor, veamos quién es haciendo un breve repaso por su biografía.
Giovanni Sartori, nacido en Florencia en 1924, profesor emérito en la Universidad de Columbia de Nueva York y en la Universidad de Florencia, ha enseñado también en las universidades de Harvard, Yale y Stanford, y ha sido investido con nueve doctorados honoris causa. En 2005 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. Sartori es autor de numerosos libros, traducidos en más de treinta países, entre los que destacan: Homo videns. La sociedad teledirigida (2012), La sociedad multiétnica (2001), La tierra explota (2003), ¿Qué es la democracia? (1993) y La democracia en treinta lecciones (2009).
La obra que más ha llamado mi atención es la de Homo Videns, en la que el autor habla de una transformación del ser humano de homo-sapiens a homo-videns. Hablamos de una transformación en la que la cultura escrita pasa a ser desbancada por la imagen, donde el pensamiento abstracto queda en un segundo plano y se da una primacía a lo visible. El autor relaciona esta idea con la gran presencia de la televisión en nuestras vidas hoy en día, pues se trata del medio de comunicación de mayor alcance en el mundo según algunos estudios. Se trata pues, de un libro que supone una crítica a la sociedad actual que tan influida está por lo que ve que se despreocupa de la cultura escrita.
Una de las ideas que más me ha llamado la atención y con la que estoy totalmente de acuerdo con el autor es que, actualmente, estamos tan absorbidos por esa "caja de sueños" como muchos la denominan que nos mostramos menos interesados en acercarnos a la lectura o a estar informados a través de otros medios que no nos proporcionan información de forma tan cómoda como la televisión. En mi opinión, la televisión ha de ser concebida como un medio de entretenimiento más que de información, pues el formato en el que se basa se presta fácilmente a la manipulación de la realidad, a mostrar lo que se quiere y a ocultar lo que no interesa dar a conocer. Como es sabido, las distintas empresas que trabajan en televisión se preocupan más de conseguir buenos índices de audiencia y competir con el resto que de ofrecer unos contenidos y una programación de calidad.
Vemos también que, muchas veces, la forma de dar una noticia o incluso el programa o canal donde la ves viene condicionada por una ideología y unos intereses que pretenden influir en la toma de decisiones de los individuos y su forma de pensar, no por lo que la gente pueda pensar, sino por lo que la gente realmente ve o le dejan ver. Así, se concibe la televisión como un medio de difusión condicionado políticamente que pretende orientar a los individuos en una u otra dirección. De lo anterior podemos deducir, por tanto, que la televisión puede dificultar en gran medida que las personas razonen por sí mismas sin verse influidas por lo que ven, por lo que tomar decisiones en base a argumentos válidos y contrastados se hace muy difícil. ¿El resultado? Una sociedad manipulada, unos ciudadanos sin poder alguno convertidos en marionetas que creen actuar con libertad pero que en realidad lo hacen gracias a los hilos que los manejan.
Por último, y como ya he reiterado en otras entradas anteriores, el problema de la televisión al igual que el de otros muchos medios o instrumentos es el uso que de ella se hace. Si bien se escapa de nuestras manos hacer cambiar este hecho radicalmente, lo menos que podemos hacer es ser conscientes de ello e intentar objetivizar la información y las imágenes que llegan a nosotros para poder ser consecuentes con nuestros actos y que el homo-sapiens no se pierda tras el homo-videns.
Finalizo mi entrada con un vídeo que recoge de forma muy clara el pensamiento que Sartori transmite a través de su Homo Videns:
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