El ciberespacio se ha convertido en el lugar de intercambio entre vendedores y comerciantes, las relaciones económicas se conciben ahora de otro modo y comprar cualquier producto está a tan solo un clic de millones de personas pero... ¿Qué hay de esos países menos desarrollados y con menos posibilidades de sumergirse en este sistema? ¿Tenemos todos las mismas posibilidades? La respuesta es evidente: no. Y es aquí donde se hacen más perceptibles las desigualdades sociales existentes, cuando vemos que sociedades, culturas, países enteros se quedan fuera de este juego llamado capitalismo.
Durante esta semana hemos hablado en clase sobre la globalización, entendida como un proceso económico, tecnológico, social y cultural a gran escala, que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo unificando sus mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global. Como vemos, en este gran proceso a nivel mundial destacamos el papel crucial que tienen las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, permitiendo una interconexión entre países y facilitando así las relaciones de mercado.
Como es lógico, en las relaciones económicas entran también en juego factores políticos, culturales, religiosos y sociales. No podemos entender ninguno de estos aspectos sin relación con el resto, pues son lo que conforman una identidad, una nación. Internet está haciendo de alguna forma que nos acerquemos a esas otras identidades, y me refiero solo a saber que están ahí, que existen distintos modos de vida y de realidades, pero más allá de esto no ahondamos. Haríamos referencia aquí a la multiculturalidad, a la existencia de diferentes culturas en un mismo espacio que cohabitan pero influyen poco las unas sobre las otras y no suelen ser permeables a las demás. Un concepto que implica un avance con respecto al anterior es el de interculturalidad, entendida como el proceso de interacción entre grupos humanos donde se concibe que ningún grupo cultural esté por encima del otro, favoreciendo la integración y convivencia entre culturas y estableciendo una relación basada en el respeto a la diversidad y el enriquecimiento mutuo.
Ambos conceptos siguen presentes en muchos lugares, pero ahora entra también en juego otro fenómeno conocido como pluriculturalidad. En este sentido hacemos referencia a que toda comunidad y su manera de vivir se forma a partir de distintas manera de pensar, maneras de actuar y de sentir, esto es, que dentro de una comunidad existen varias culturas que hacen rica una cultura en si, a través del mestizaje y la unión de diferentes manera de pensar. Si tenemos en cuenta el hecho de que la emigración e inmigración son constantes en la actualidad, nos resulta mucho más fácil ser conscientes de que convivimos con personas procedentes de otros lugares que nos transmiten directa o indirectamente sus costumbres, valores y tradiciones.
Estos fenómenos han cobrado mayor relevancia con el avance de las nuevas tecnologías, pues ahora se hace más palpable el intercambio entre sociedades, tanto a nivel económico como cultural. Y es aquí donde la educación juega un papel vital, pues ha de educar a individuos que sean capaces de decidir hasta qué punto quieren sumergirse en esta forma de relación con el mundo, que sepan juzgar de forma crítica los intercambios que se producen y que estén preparados para vivir entre culturas, respetando las diferencias y tratando de enriquecerse de los valores de los otros. Está claro que la existencia de internet facilita mucho el acceso a la información y la comunicación, pero como siempre, esto dependerá del uso que se haga del mismo.
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